Visto en Diario de Cádiz, a propósito de la organización de un congreso por parte de la GLE. Qué es la masonería hoy en día, cómo funciona, a qué se dedica  realmente, cuáles fueron sus orígenes o qué papel tuvo en Las Cortes de  la Isla de León y en la Constitución de Cádiz así como en otros  acontecimientos históricos clave de la Historia. Son tan sólo algunas de  las múltiples cuestiones a las que ayer trató de responder Francisco  Lenzano García durante la ponencia inaugural del congreso organizado en  La Isla por la gran logia española con motivo de la conmemoración del  Bicentenario. 
Su conferencia fue, en definitiva, La masonería contada  por un masón, como indicaba su expresivo título.  Lenzano,  masón, licenciado en Derecho y miembro de la junta directiva del Ateneo  de Cádiz tuvo un revelador punto de partida: "La masonería no existe",  dijo. Ni su influencia -grande, evidente y palpable, según algunos  autores, en acontecimientos clave de la Historia, como en Las Cortes,  como en la Constitución de 1812, como en la Declaración de la  Independencia de los Estados Unidos- no fue tal.  Lo que trataba  de explicar con estas afirmaciones Lenzano es que la masonería, como  ente, como institución, como organización, nunca estuvo detrás de estos  acontecimientos históricos, episodios del pasado en los que sí  -evidentemente- estuvieron los masones, pero a título personal. "En  ocasiones -afirmó- ser masón se convirtió en un obstáculo para estas  personas que ocupaban cargos relevantes".  Así, según Francisco  Lenzano, "la Constitución de Cádiz, Las Cortes, fueron fundamentalmente  obra de los liberales, no de los masones". Claro que en su redacción  participaron masones -Argüelles o Alcalá Galiano, entre otros- pero lo  hicieron como liberales, como personas que en un momento determinado se  implicaron en unos sucesos que resultaron laves en el devenir histórico.  "El masón estuvo allí e influyó pero no porque la masonería les  indicara que siguieran un camino", apuntó. La masonería, de hecho,  según Lenzano, fue introducida en España de la mano del hermano del  emperador, José I, de los franceses y de los afrancesados, por lo que,  dentro del espíritu de Las Cortes de Cádiz y de la Guerra de la  Independencia, era más bien rechazada que admitida. Para el  ponente, sí existe una relación palpable entre la masonería y el  liberalismo en la España decimonónica, pero este vínculo se  desarrollaría años después, cuando Fernando VII rechaza la Constitución y  el país regresa al absolutismo hasta el pronunciamiento de Riego. Francisco  Lenzano trató también de ofrecer al público que ayer acudió al Centro  de Congresos -apenas medio centenar- una definición de lo que significa  ser masón en la actualidad. Para contestar a esta cuestión  recordó que las logias masónicas únicamente persiguen una finalidad, que  no es ni política ni religiosa, y que consiste en la perfección del  individuo. Aludió así a una célebre frase de Machado, que afirmaba tan  sólo ser "un hombre bueno" para manifestar que, precisamente eso, "ser  un hombre bueno", es lo que significa ser masón. O lo que procura un  buen masón. La jornada de ayer contó también con la conferencia  que pronunció José María García León sobre Masonería en Las Cortes de  1810, una ponencia con la que estas jornadas se adentraron ya en   su tema central. Hoy, a las siete de la tarde, se retomará el encuentro  de la mano de Juan Luis Luengo Almena, profesor del departamento de  Ciencias del Lenguaje de la Universidad de Córdoba, que hablará sobre el  Simbolismo y vivencia en la orden iniciática. 
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