Fue el pasado 2 de marzo de 2011, cuando Joan Francesc Pont, presidente del Supremo Consejo Masónico de España, se sometió a un interrogatorio en Intereconomía.
El propio Pont, en su blog, manifiesta lo siguiente: Una invitación para dialogar distendidamente sobre francmasonería y laicidad en un medio poco propenso a ambos conceptos, por decirlo suavemente, se acabó convirtiendo ayer en una de esas tertulias televisivas que rellenan las parrillas de la programación. En terreno hostil, una presentadora muy correcta y profesional y el sereno director de la cadena en Cataluña, compartieron su trabajo con tres caballeros con ideas preconcebidas y poca disposición a escuchar al adversario, razón por la cual sólo fingían que me entrevistaban. A ninguno de los tres le interesó lo más mínimo saber lo que yo decía, obsesionados como están en predicar el Apocalipsis del presidente José Luis Rodríguez Zapatero. La crítica racional de lo que nos parece incorrecto es un ejercicio desconocido para quienes prefieren refugiarse en la mentira y el insulto, trufados de ignorancia. Me sorprendió que la acusación principal a ZP fuera su confesión de fe en una religión centrada en el hombre… una idea basilar de la Ilustración.
Ciertamente, si Intereconomía pretendió atacar a la Masonería, no lo consiguió. Al contrario, demostró que la crítica y los argumentos facilones no sirven.
El propio Pont, en su blog, manifiesta lo siguiente: Una invitación para dialogar distendidamente sobre francmasonería y laicidad en un medio poco propenso a ambos conceptos, por decirlo suavemente, se acabó convirtiendo ayer en una de esas tertulias televisivas que rellenan las parrillas de la programación. En terreno hostil, una presentadora muy correcta y profesional y el sereno director de la cadena en Cataluña, compartieron su trabajo con tres caballeros con ideas preconcebidas y poca disposición a escuchar al adversario, razón por la cual sólo fingían que me entrevistaban. A ninguno de los tres le interesó lo más mínimo saber lo que yo decía, obsesionados como están en predicar el Apocalipsis del presidente José Luis Rodríguez Zapatero. La crítica racional de lo que nos parece incorrecto es un ejercicio desconocido para quienes prefieren refugiarse en la mentira y el insulto, trufados de ignorancia. Me sorprendió que la acusación principal a ZP fuera su confesión de fe en una religión centrada en el hombre… una idea basilar de la Ilustración.
Ciertamente, si Intereconomía pretendió atacar a la Masonería, no lo consiguió. Al contrario, demostró que la crítica y los argumentos facilones no sirven.
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