Visto en Taller Masónico. Me parece un esclarecedor artículo sobre los aprendices que acabamos de llegar a Logia. Su autor es Oswald Wirth.
Después de dejar al neófito el tiempo necesario para que se de cuenta someramente de la Masonería, es costumbre el preguntarle sus impresiones. Se le ofrece así la ocasión de exponer con toda franqueza y con absoluta sinceridad, lo que piensa de su iniciación, de las singulares formalidades que fueron observadas en esas circunstancias y en general de todo lo que más le ha llamado la atención desde que es Franc-Masón.
Llega el caso en que el joven Aprendiz, inspirándose en su buen sentido natural, formula críticas dignas de ser tomadas en cuenta por aquellos que están encargados de dirigir el taller y de mantener sus sanas tradiciones. Pero sucede más comúnmente que el novicio se declara desorientado por una cantidad de cosas que le parecen desprovistas de toda razón de ser, únicamente porque le es imposible conocer al momento su significado. Es de desear que todo neófito se explique en esto sin la menor reticencia, con la bella osadía de un pensamiento que se expresa sin temor, en su frescura original. La Impresiones no son interesantes sino cuando traducen sin fingimiento el estado de alma del neófito, todavía deslumbrado por lo que hirió su vista cuando cayó, la venda simbólica. Es bueno que al impugnar con temeridad todo lo que no ha comprendido indique él mismo, los puntos sobre los cuales deberá versar especialmente su instrucción. Esta puede serle dada en Logia, sea el V M o algún H M competentes se encarguen de responder inmediatamente a las objeciones hechas en sus Impresiones, sea que por medio de conferencias se le hagan las aclaraciones necesarias. Pero la instrucción colectiva no será suficiente. Ningún Aprendiz deberá ser abandonado a sí mismo, en el seno de su Logia, donde todos los miembros tienen la obligación de contribuir a su instrucción. Lo que incumbe a cada uno, corre el peligro que todos lo descuiden, si los unos, cuentan con que lo hagan los otros. Así la tradición prevé sabiamente, que todo neófito sea colocado en el aprendizaje cerca de un Maestro designado con este objeto, y que es personalmente responsable de la instrucción de su Aprendiz. La elección del Maestro debe hacerse sobre la base de las Impresiones Masónicas del novel iniciado, cuyo primer trozo de arquitectura podrá ser remitido al instructor designado, que tendrá enseguida por misión, en el curso de una serie de entrevistas particulares, enseñar a su alumno sobre todo lo que tenga necesidad de aprender, a fin de poder ser propuesto para el grado de Compañero.
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