Lo vemos en La Opinión de Zamora. JUDIT CALVO           Con un pensamiento universal más que local y atraída por la  historia que encierran los muros Románicos de Zamora, la Gran Maestra de  la Gran Logia Femenina de España ha recalado en Zamora para pasar sus  vacaciones. Ella no hace proselitismo, pero cuenta a todas las mujeres  interesadas lo que a ella le aporta formar parte de la organización que  ahora dirige.
-Catalana de pensamiento universal...
-Usted  siente su tierra.
-Es un sentimiento de cultura, no de  separatismo. Yo ahora trabajo para toda España y estoy muy contenta. Hay  una ideología falsa de lo que somos los catalanes. Yo me siento  catalana, pero también española y europea. Allí tengo mis raíces y yo  quiero a mis raíces, como cualquier otra persona. Eso no impide que  tengas un sentimiento de pertenencia a España, porque somos españoles.
-¿Cómo  recala la Gran Maestra de la Gran Logia de España en Zamora?
-Tenía  muchas ganas de conocer Zamora y las ciudades limítrofes, Salamanca,  Ávila... contacté con Dirk,  un amigo que tiene aquí una casa rural, y  aquí estoy para pasar unos días de vacaciones. Me habían hablado muy  bien de Zamora y me apetece mucho conocer la zona, las costumbres a la  gente...
-¿Cómo comenzó su relación con la masonería?
-Hace  20 años vi un programa de televisión donde una mujer hablaba de los  valores de la masonería y yo escuchándola pensaba, «esta mujer dice lo  que yo siento», estaba conectando con ella. Años más tarde una amiga me  dijo que iba a entrar en masonería. Yo le dije que me lo explicara y  quise saber más y acabé por entrar. Pero el camino no es fácil,   iniciarse en el conocimiento es complejo, pero consiguió que pudiera  correr el velo de Isis que me tapaba los ojos, y pude ver la realidad.  No se puede vivir en la ilusión y el conocimiento puede ayudar a las  mujeres, a sus hijos, y a la sociedad en general.
-¿En qué  situación están  en la actualidad las logias femeninas españolas?
-La  logia femenina sólo lleva cinco años como independiente, aunque está  presente en España desde el año 1984. Fueron las hermanas francesas a  través de Perpiñán, de los Pirineos, las que vinieron a transmitirnos  sus conocimientos. Fue gracias al idioma catalán, que el vehículo que  permitió que se entendieran unas con otras y que pudieran iniciarlas en  la masonería femenina, porque ellas no conocían español, ni las  catalanas francés.
-¿Qué supone el ser independiente de las  masonas francesas?
-Somos una organización, una unión de  federaciones que dependen de un organismo central. Ahora nosotras  podemos crear nuevas logias, porque la patente ya es nuestra, somos  independientes. Cuando vemos que hay suficientes mujeres en una  Comunidad empezamos a trabajar para ver si se puede abrir una logia en  esa zona.
-¿Sería posible que en Zamora se instituyera una  organización de este tipo?
-Previamente tendrían que entrar  en una logia que estuviera ya establecida, o acudir a la logia que acoge  a todas las mujeres de España,  y trabajar allí primero hasta que  pudieran fundar aquí una. Si están dispuestas a viajar a Madrid cada dos  meses, o a Gijón para conseguirlo. En Portugal la masonería femenina  entró antes y hay muchas más mujeres que en España. Es raro que a Zamora  no haya llegado, porque son el doble en el país luso que aquí. Ya  tenemos mujeres de Salamanca y de Valladolid que van a Madrid para  formar parte de la logia.
-¿Se puede contar lo que hacen  dentro de la logia?, ¿O es secreto?
-Es como en un consejo de  administración, cuando hablan de cuentas no trasciende, esto sería lo  mismo.  Por Internet deben correr los rituales, pero si tu lo adquieres  fuera, te lo lees y no entiendes nada. Cuando hace fuerza es cuando se  hace en la logia, a través del ritual, con todos los trabajos abiertos.  Es una ceremonia en la que todas formamos parte, y se genera una fuerza  que te ayuda a conectar con tu fuerza interna. Si te lo lees en casa no  hace falta que te metas en masonería.
-La palabra masonería  ya de por sí trae parejo un estigma. ¿Tienen que luchar contra él?
-¿Tú  me ves rara? Todavía hay un estigma heredado de la época franquista, de  gente que ignora el concepto, no han leído sobre él y lo relacionan con  ocultismo, luchas de poder, conspiraciones... y para nada
-¿Y  cómo trabajan?
-Hay un ritual de trabajo personal, que es  definitiva la masonería, conseguir el desarrollo personal de cada uno. A  través de los símbolos y el ritual nos conecta con esa parte de  nosotras. Se hacen trabajos filosóficos, sociales...
-¿Es una  forma de crecer como persona?
-Desde luego. ¿Dónde ha estado  la masonería siempre?, en situaciones para encontrar la libertad,   porque sus valores son igualdad, fraternidad y libertad, y allí donde no  había, ha estado la masonería para inculcarlo. En la segunda República  había muchos masones y también masonas en el Gobierno, como Clara  Campoamor, Victoria Kent, etc. Hay tantas mujeres masonas que trabajaron  por nosotras, y que consiguieron incluso el voto femenino...
-¿Les  han llegado a tachar de feministas?
-Feministas no, porque  tenemos muy claro que no lo somos. Trabajamos entre mujeres porque ha  habido dos mil años de patriarcado y solo juntas encontramos nuestra  esencia femenina. Algo que también sirve para que podamos ayudar a los  hombres a que encuentren su sitio, porque ellos tampoco están donde  deberían, tienen que ser fuertes, no se les permite llorar, etc.
-¿Ocupa  mucho tiempo formar parte de esta agrupación?
-La mayoría de  las mujeres tienen su trabajo fuera de la logia, lo que hacen dentro es  crecer como personas y después traspasarlo a la sociedad. Depende de  cada una, pero se suelen reunir un fin de semana cada dos, o uno cada  dos meses...
-¿Se organizan actos hacia el exterior?
-Muy  pocos. Sólo alguna jornada de valores femeninos como progreso social, o  en el Ateneo de Madrid a principios de junio, que organizamos unas  charlas sobre la laicidad, pero muy esporádicas. Tenemos pactos de  amistad con otras obediencias laicas y progresistas de España, como son  El derecho humano, el Gran Oriente de Francia, que también está en  España y la Gran Logia Simbólica.  Cualquier comunicado que hacemos al  exterior lo hacemos juntos. La laicidad para la integración de los  inmigrantes, pero la masonería es otra cosa, es trabajo personal, y en  eso nos volcamos.
-¿Cómo surge la masonería?
-Los  francmasones eran los antiguos constructores de catedrales que hacían al  lado del edificio, en los locales llamados logias, reuniones en los que  trataban temas de planos, números... como en esa época había mucho  oscurantismo y la iglesia estaba muy metida en todo, trabajaban y  discutían también temas científicos, que en aquella época alcanzaron  mucha fama. No solo entre arquitectos, sino entre personas de  profesiones liberales. Entonces, cuando se dejaron de construir  catedrales, esas reuniones ya estaban instauradas y pervivieron hasta  hoy.
-¿Y las logias femeninas?
-El el siglo XVIII  para ser masón había que ser libre y de buenas costumbres, y ni las  mujeres ni los esclavos podían serlo, porque se debían primero al padre y  después al marido. Hay un sector de obediencias masculinas que siguen  de acuerdo con estos pensamientos. Pero paralelamente, a finales del año  1700 hubo otra corriente que se dio cuenta de que las mujeres eran  personas, y aquí empiezan a crearse logias ayudadas por los hombres. A  partir de 1900 la Gran Logia Femenina de Francia comenzó a funcionar.
-Pensar  en masones y logias lleva a imaginar capas, velas, todo oscuro...
-Ni  capas, ni oscuridad, nada que ver, eso es pura imaginación y no refleja  para nada lo que es una logia ni lo que hacemos las mujeres masonas.
-De  secta ni hablamos...
-La diferencia de una secta y la  masonería es que la secta para entrar te coge rápidamente, pero para  salir es otra cosa. Aquí hay total libertad para salir, aunque para  entrar hacemos entrevistas personales para saber si la persona solo  viene a charlatanear. Se les explica qué es la masonería, se les leen  los reglamentos, todo para qué sepan lo que es y si les sigue  interesando entran.
Manresa, Barcelona (1956)
De  ascendencia andaluza por parte de sus padres, Ana María Lorente habla de  su pertenencia a la logia desde hace 14 años con una sonrisa  permanente. Prejubilada por una enfermedad que le retiró de su trabajo  en la gestión de un hospital, ahora vuelca todas sus energías a la  masonería femenina. Su cargo de presidente le obliga a moverse  continuamente por toda la geografía española, por donde hay fundadas  logias en Barcelona, Madrid, Gijón, Gerona, Alicante, Canarias,  Andalucía y próximamente se abrirá una en Baleares. Forma parte de la  primera de las logias que se fundó en España en 1984. Separada y con dos  hijas, considera el crecimiento personal como una forma de vida.  
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